Una vida en 5 años
Hasta el año 2021, se estima que más de 6 millones de venezolanos decidimos dejar el país. Las circunstancias y formas en que salimos, fueron muy variadas. Sin embargo, existe un hilo conductor que nos aglutina a todos por igual: la añoranza, el apego, la esperanza de volver a un país que ya no existe sino en nuestros recuerdos.
Esta es mi historia, uno de esos millones de venezolanos quienes, impulsados por un sueño, nos aventuramos a probar suerte en tierras ajenas. Este viaje, que inicié en 2016, me llevó a vivir increíbles y difíciles experiencias, solo comparables a una película de acción y en ocasiones, hasta de horror.
Aquí intento condensar en menos de 100 páginas, más de 1800 días de no solo vivencias, alegrías, tristezas e intrigas, sino también enseñanzas y reflexiones.
Introducción
La llamada diáspora venezolana, es un fenómeno iniciado alrededor del año 2010, pero que se agudizó a partir del 2015. Consiste en la migración masiva de venezolanos a otros países del mundo, en busca de mejores condiciones de vida, huyendo de la precariedad, la inseguridad y en muchos casos hasta del hambre.
Según la ONU (Organización de las Naciones unidas), para octubre de 2021 la cifra era de 6 millones de personas (aproximadamente un 22% de la población). Un reporte de ACNUR (la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) dice que 1000 venezolanos abandonan el país cada día, sin intenciones de volver. Ambas son cifras a todas luces escandalosas. Que hablan del fracaso devastador y estruendoso de un modelo político, socioeconómico y cultural.
El país abandonado, es el símil de la casa de la cual los hijos tuvieron que huir despavoridos. No hay lado positivo, no hay aristas rescatables, es una tragedia con todas sus letras. Son generaciones que crecerán privadas de muchos recuerdos, olores, paisajes, sabores. Generaciones con una memoria cercenada.
Esta, es la historia de uno de esos 6 millones de venezolanos, que decidió jugársela para ofrecer un mejor futuro a la generación siguiente. Si el experimento tuvo éxito o fue un completo fracaso, no lo sabré en vida, pues los resultados no se verán hasta mucho después de haber abandonado este plano.
Lo que sí se puede analizar (y de allí nace la necesidad de escribir este libro) es la forma en que se hizo. Con sus aciertos y sus desatinos. Porque cada migrante que dejó atrás su casa, su familia, sus recuerdos en Venezuela, se verá reflejado en al menos una de las anécdotas aquí escritas. O al menos eso quisiera pensar.
La migración puede ser inevitable, lo que no debería ser inevitable son ciertos errores típicos que solemos cometer. En especial los venezolanos, quienes somos realmente unos novatos en esto de emigrar, y por ende aun lo estamos aprendiendo a hacer. Mi lista de desaciertos ha sido harto nutrida. Y si estas páginas lograsen al menos que una persona, una familia, no repita uno de mis errores, entonces mi labor estará cumplida.
Muchos dolores de cabeza pueden evitarse con un mínimo de planificación, de investigación, de paciencia. No cayendo en decisiones desesperadas y sobre todo recordando (como lo leerán una y otra vez) que debemos siempre pensar en el largo plazo.
Como migrante que dejó Venezuela en 2016, para abrir un negocio junto a mi pareja en la isla de Sint Maarten, he pasado por situaciones que a muchos podrían parecerles aterradoras: huracanes monstruosos, estafas de miles de dólares, incendios, la quiebra, el acoso por parte de abogados inescrupulosos, el sentirme indefenso, ser llevado a juicio, la muerte de mis seres más queridos, entre otras.
He pasado por todo. He ido al infierno y he regresado. Mas sabio, con la piel más gruesa, más agradecido, más prudente, menos inocente. Y aquí sigo, aun siendo migrante, ahora en otro país (Francia) el cual me ha recibido con los brazos abiertos. A donde llegué habiendo perdido muchas cosas, excepto la esperanza de poderme reinventar, de poder comenzar de nuevo a mis 50 años.
Los invito a sentarse cómodos y acompañarme, en este increíble viaje que los llevará, desde una decadente y convulsa Caracas del 2016, hasta un Paris sumido en plena Pandemia en 2021, pasando en el camino por Sint Maarten y Puerto Rico.
(Algunos nombres de esta historia fueron cambiados para proteger la identidad de las personas involucradas)